Acerca de David Peñuela

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David Peñuela: Abogado Litigante y Asesor Internacional

Con más de 14 años de experiencia en el ámbito de la defensa judicial, David se especializa en los litigios relativos a Demandas contra el Estado, en la defensa de algunos delitos en asuntos penales y en asuntos de Responsabilidad Médica y Reparación de Daños y Perjuicios causados a particulares (personas y empresas) tanto ante la justicia ordinaria, como ante tribunales de arbitramento. Es egresado de la Universidad Externado de Colombia en la especialización de Responsabilidad y Daño Resarcible, y obtuvo su Maestría en Derecho de Daños en la Universidad de Girona, España. Asimismo, cuenta con formación en Coaching y Programación Neurolingüística como parte de su preparación en el desarrollo de habilidades blandas aplicadas en el terreno judicial. En la actualidad, es miembro del Instituto Colombiano de Derecho Procesal y del Instituto Colombiano de Responsabilidad Civil y del Estado.

Durante una parte significativa de su carrera, se dedicó a la defensa jurídica del Estado trabajando para la entonces Dirección Nacional de Estupefacientes, logrando ahorrarle a la Nación aproximadamente 16 millones de dólares en condenas. Con un historial impecable, ha ganado el 90% de los casos bajo su dirección, abarcando litigios de gran calibre en todo el territorio nacional y ante instancias judiciales de alto nivel.

Desde el 2016, lidera su propia firma enfocada en la defensa de casos relacionados con responsabilidad patrimonial pública, privada y médica, así como en asesoría preventiva a nivel empresarial. Además, durante el periodo de 2011 a 2016, fue articulista del Diario La República, contribuyendo con cerca de 60 artículos de interés nacional en su sección de Asuntos Legales. Desde el 2022 empezó su carrera como escritor en el ámbito jurídico publicando los libros “El Arte de Litigar. Manual práctico de litigación oral en asuntos no penales.” (2022) el cual se ha establecido como el libro mejor vendido del sello Editorial Ibáñez, “Cómo detectar mentiras en testigos. Guía práctica para litigantes y jueces” (2023) que corresponde a una de las pocas obras que estudian, en Colombia, la psicología del testimonio y el lenguaje corporal en el campo legal, y “Manual estratégico de litigación en derecho disciplinario” (2024) en el que participó como director y coautor y corresponde a uno de los primeros libros sobre esta materia enfocado al ámbito práctico.

 

Actualmente, es conferencista y profesor de pregrado y posgrado en diversas materias incluyendo Responsabilidad Estatal, Derecho Procesal Administrativo, Derecho Probatorio, Acciones Públicas Constitucionales y Técnicas de Litigación Oral. Además, lidera su propia escuela de formación internacional para abogados, donde ha capacitado a más de 10.000 profesionales y estudiantes en todo el mundo.


Sus principales cualidades como abogados son su incorruptibilidad y honestidad, sus altos estándares de excelencia y exigencia, su respeto hacia la justicia, los actores del sistema y sus clientes, sus habilidades blandas en materia de inteligencia emocional y psicológica para dar el manejo adecuado a las diferentes situaciones de calibre que se pueden presentar en una audiencia y fuera de ella, la sed de justicia para sus representados, la determinación e ímpetu con el que realiza la representación judicial y enfrenta los distintos retos judiciales, su constante capacitación académica, su valentía en asumir casos complejos y encarar grandes firmas de abogados y grandes contrapartes, y su intención de desarrollar una relación humana y respetuosa con su cliente.

Finalmente, además de dedicar tiempo al ámbito judicial y académico, su prioridad también es cultivar una relación profunda con Dios a través del cristianismo, teniendo como modelo de vida a Jesús de Nazaret.

Libros publicados

He escrito cuatro libros sobre litigación, entre los cuales destaca "El Arte de Litigar". Manual Práctico de Litigación en Asuntos no Penales", el primer texto en Colombia que aborda de manera profunda las técnicas de litigación en esta área, siendo uno de los libros más vendidos en la historia de la Editorial Ibañez.

Como parte de mi compromiso con el desarrollo profesional, brindo mentorías legales a firmas de abogados de todos los tamaños en Latinoamérica, abordando temas como estrategia judicial, litigación oral y derecho probatorio. Actualmente, lidero el desarrollo de las técnicas de litigación oral aplicadas a asuntos no penales a nivel iberoamericano.

MI historia

¿Por qué estudié derecho?

 

Ha cambiado mi punto de vista. Al principio y hasta hace muy poco, la respuesta era la típica: estudié Derecho porque es una disciplina que regula todos los aspectos de la vida. Desde que abres la llave de la ducha para tomar un baño hasta subirte a un bus para ir a la universidad o trabajo, estás celebrando un contrato dicen unos; o, es una profesión que te permite ejercer como empleado o como independiente, dicen otros.

 

Sin desconocer la veracidad de lo dicho, aquella respuesta trillada no me complacía de a mucho. Necesitaba encontrar una razón propia y satisfactoria que me permitiera explicar el porqué de mi decisión.Buscando buscando, la respuesta llegó.

El derecho, entonces, es un instrumento de educación que me enseñó lo bueno y lo malo.

Hoy me doy cuenta que el Derecho es más que la mera interpretación de normas. El Derecho es el mecanismo que escogí para darle explicación a inquietudes como por qué mis papás me tenían que reprender al hacer algo “indebido” cuando era niño, por qué tenía que ser suspendido cuando cometía una falta en el colegio y por qué la vida no es como debería, sino como es.

 

El Derecho, entonces, es un instrumento de educación que me enseñó lo bueno y lo malo, la existencia de obligaciones y la consecuencia de su incumplimiento, la ley de la causalidad que me permite ver el mundo de forma más objetiva y me facilitó la comprensión de una gran enseñanza: nada es personal.

 

Dentro de la sala de audiencias somos contraparte, afuera somos colegas y juntos debemos ayudar a los necesitados de justicia. Entendí que el verdadero sentido del Derecho es el de compartir el conocimiento. Una sociedad más educada es una sociedad más justa.

Entendí que no todos los licenciados en esta disciplina nacemos para ser abogados. Unos nacen para expandir su ejercicio de la profesión en las infinitas áreas del Derecho o para manejar la norma a su acomodo; otros entendimos que un correcto y honesto ejercicio requiere de profundización sólo en determinadas áreas. ¿Quién se creen aquellos pluri comprensivos a las afueras de los juzgados que engañan a sus clientes?

 

El Derecho es tan grande como la imaginación de un niño y tan complejo como la adultez, que una sola mente no da abasto con toda su extensión. Entendí que la justicia es, en parte, lo que es, por la forma en que los abogados nos comportamos. Y no se trata de dejar de lado la lealtad a la parte para asumir la toga de juez. Se trata de honrar la misión que nos corresponde.

 

Para dar respuesta a la pregunta, escogí el Derecho porque entendí que la responsabilidad de mis actos es tal, que una excelente labor puede cambiar la vida de una persona o de una institución que contrate mis servicios. Escogí el Derecho porque disfruto asumir ese reto.

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David Peñuela Ortiz